La utopía de la Utopía
Mucho se ha escrito sobre la Utopia.
Hasta sé que hay un libro llamado La Utopía de un afamado escritor mundialmente conocido.
Lo sé, porque lo tengo en mi agenda desde hace lo menos 50 años, y me lo reservo para cuando sea mayor y pueda entender algo de la vida.
De lo que fué.
De lo que podría haber sido.
De lo que habría cambiado.
Así que, por el momento, sigo soñando las utopías que me da tiempo y buenamente puedo.
Esa es la razón de por qué no lo leo, no vaya a ser que me quite la intuición y deje de ser Utópico.
Lo que sí aprendí es que hay que encarar «Muchas y muchas Utopías».
Pá que alguna te vaya saliendo.
Tambien aprendí que ver como un compañero, amigo o allegado, consigue realizar la suya, ya tambien me suma e inyecta dosis de fuerza.
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Muchos años atrás -en la preadolescencia- tuve la suerte de cruzarme en el camino con un niño de mi edad y andar juntos un trecho de la vida.
Para él era muy Utópico pensar en salir adelante. Casi imposible.
Se marcaba sus utopías cada vez mas difíciles y salia siempre airoso.
La gran dificultad, le venía de un accidente que tubo con 12/13 años que lo dejó entre otras cosas, sin el brazo derecho.
Pero eso le dio una fuerza extra.
Con él escuché las primeras músicas de Ultramar, Bod Dylan, Joan Baez, los Credence Cleawater o algo así…
Se apuntaba a nuestras excursiones por los montes de Espuña, La Sagra y otros. Su andar era fuerte e incansable, andaba bien ligero.
Un día apareció con una bici de carreras, le puso todos los cambios al lado izquierdo, más bien hacia el centro del manillar, pues su maña era de conducir con el apoyo cerca del centro. Un año despues ya corría con éxito en competiciones.
Al mismo tiempo comenzó con caza submarina, tambien en competición y con éxitos y medallas. Varias veces lo acompañé como barquero y apoyo.
De ahí se pasó a buceo con botellas.
Es uno de los que conoce mejor todos los barcos naufragados en nuestro litoral.
Como le gustó la mar se compró una barcaza de salvamento de un desguaze, y tras un año de trabajo en las noches después de nuestros trabajos entre 4/5 amigos montamos casi un transatlántico.
Tras su terminación consiguió él solito «convencer» a la Comandancia de Marina para que le homologaran aquel armatoste.
Como atinó bien las cosas de la mar, se hizo profesor de náutica de altura, que impartía en sus ratos libres después de su trabajo.
Por esos tiempos se dejó la bici y salió a correr. Primero 5.000 mts., luego se pasó a los 10.000 mts.; como siempre, se armó de medallas.
Siempre trabajó en «Hierros Illán». Cortaba las piezas especiales para los torneros. Llevaba las compras y ventas y con su motito hacia los recorridos de cobro de facturas locales.
Siempre iba con si motito colorá, tambien con los mandos y acelerador al lado izquierdo.
Asi fue nuestra amistad hasta que me fuí a la mili.
Después de la mili seguimos nuestros caminos de la vida…
Era y es lo que se dice un ser UTOPICO.
Es por eso que no me leo todavia la UTOPÍA…
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Las Músicas de Ultramar
Podemos seguir un poco por el interior del Brasil rural, con sus músicas sertanejas del Cento Sur. Hay una gran tradición de cantar en duplas (dúos) decenas con gran éxito, cientos que van por los botecos de todo Brasil.
Hoy escuchamos Victor & Leo
Borboletas
https://m.youtube.com/watch?v=DURGfr1oh30
Deus eu no sertao
https://m.youtube.com/watch?v=u_KkrTmm8ig
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Las Historias de Ultramar
En la región andina de Colombia además de los curas guerrilleros, narcos y milicias armadas, las gentes tienen que ganarse el pan de cada día. La Sra. Martha con cuatro hijos consigue ver realizada su Utopía. Consigue hacer un trabajo imposible. Consigue tener cuatro mulas con papeles.
Según cuentan (en off), el Zapatero -hoy cónsul general de los pueblos libres de Ultramar- le insistió a doña Martha para que asistiera el 8 de Abril a Madrid a una caminada femenina para no sé qué asunto, en representación de la mujer libre de Ultramar. Doña Martha le dijo que ya caminaba bastante cada día con sus mulas, pá tener la libertad.