Ayer mañana me eché al hombro mi vieja mochila, me enfundé mis botas de siete leguas, cambié mi chip de primermundista y puse rumbo al Rio de la Plata.
A la tardecita, con los últimos rayos de sol plateando por las aguas del gran rio que divide El Uruguay de La Argentina el aeroplano A-340 descendía lentamente y aparecían las primeras luces de la interminable urbe de Bs.As.
Eché una última mirada atrás;
Al horizonte;
Al Noreste;
A mi compañera de toda la vida;
A la que siempre me amó.
En los asientos cercanos del inmenso aeroplano venían charlando tres treintañeros argentinos que volvían de un periodo de exilio forzado post-Peronista, de intentar hacer el viaje inverso de sus abuelos en los tiempos de hambrunas y guerras fratricidas del viejo continente.
! Volvían con algunos gramos de ilusión porque tal vez esta fuera, decían, su ultima oportunidad…
Que el nuevo presidente SI estaba metiendo la motosierra en las viejas poltronas de los viejos políticos.
Que seguramente esta será su ultima oportunidad de no tener que llorar al escuchar un tango o una chacarera por tierras lejanas.
De no repetir la historia de dolor y rabia de sus abuelos cuando escuchaban una Jota o una Camzoneta Napolitana.
Lejos tan lejos…
Me alegro la noche escuchar a estos jóvenes dispuestos a luchar por los suyos…
Amil Sater
LA GACETA DE ULTRAMAR 