
Vivió como su conciencia le mandó.
Recorrió el camino de las piedras.
Intentó salvarnos a los tiros.
Se manchó con sangre ajena
Después
Allí, tras las rejas
Reflexionó por 14 años.
Y después, colgó su metralleta.
Tal vez pensó que era un humano
Y vio la imperfección
De la que estamos fabricados
“Cimientos de barro y paja”.
Se compró un fusca
Y en su chacrita uruguaya
Con su perrita coja
Plantó tomates y parras
Al amanecer le daba cariño a sus matas.
Más tarde y por el resto del día.
Transmitía esperanzas a su pueblo.
Plantaba semillas de esperanza.
Y las regaba con su humildad.
Y retaba a los nuevos salvadores.
Y les mostró su luz.
Y el verdadero camino.
Zurdos.
Fascistas.
Pobres y ricos.
Y hasta el papa le escuchaba.
Sus dictados eran ley.
Sus reflexiones lucidas.
Su armario ordenado.
Su día a día simple, no más
Con los dioses estaba enojado.
Les retó a dar una mano.
A zurcir los rotos del mundo.
¡Esperando se quedó!
Tanto poder.
Tanto bla,bla, blá.
De sus predicadores por desiertos.
Por palacios y catedrales.
No cambió su chacrita.
Por la casa presidencial.
Ni sus huerticos.
Por los jardines franceses.
Un año atrás vió llegar una malaria.
Y se preparó para ese último camino.
Con entereza y gallardía.
Hasta ayer.
Martes y 13…
FIN