Años atrás.
Casi 50.
En el inicio de los tiempos.
Cuando todo estaba por hacer.
Y los caminos eran difíciles…
Cuando los sueños nos conducían
por los caminos de España.
Ásperos y pedregosos.
Vencedores de mil batallas.
.
Cuando las monedas faltaban y no por eso venia el desánimo.
Era en esos tiempos que todo lo podíamos.
Nada osaba interferir en nuestro camino.
Un arroyo, lo saltábamos.
Un río, buscamos al barquero.
Un mar, aprendíamos a navegar…
Con mil pesetas.
De vez en cuando.
Allá en cal’ Ranga.
“1.000 pts. de costillicas a la brasa” para cuatro y una Casera.
De pan el que toque.
Por favor…
¡Como en esas jugadas de póker en que se echa el resto para ver las cartas!
Fue en esos tiempos que allá lejos.
En el norte.
Al pie del Camino.
En Manjarin.
En nuestra 1ª primavera.
En el inicio de nuestro camino en el Camino.
Allí quedó el monolito del inicio.
Nuestra piedra.
Apuntando al infinito.
Por los siglos de los siglos…
¡Es allí donde todo empezó…!
